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29 abril 2007

Los médicos de Málaga hacen las maletas

MÁLAGA. Al médico José Ramón Subires se le hace un nudo en la garganta al contar su historia mientras va embalando los últimos paquetes de la mudanza. Acaba de tirar a la basura su "contrato trampa" con el Servicio Andaluz de Salud (SAS) en el distrito sanitario de la Axarquía para probar suerte en otro sitio. Probablemente, en el hospital de Cartagena, aunque sostiene que tiene ocho ofertas en otras comunidades autónomas y en países como Francia o Reino Unido. Todas, con mejor salario.
El éxodo de los médicos malagueños del Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha existido siempre, pero ahora empieza a ser preocupante, en palabras de la Sociedad Andaluza de Medicina General (SMAG). "Es un déficit que va en aumento; nos enfrentamos a un problema grave en la actualidad y que a medio plazo puede ser alarmante", advierte el presidente de la SMAG, Diego Vargas.
Algunos se marchan porque encuentran mayores oportunidades de formación fuera, como Manuel González, que ha elegido el hospital Gregorio Marañón de Madrid para hacer su especialidad de Psiquiatría, o para vivir nuevas experiencias. Pero la mayoría sostiene que fuera de Andalucía encuentra mejor salario y mayor reconocimiento profesional.
Pero para José Ramón, recién casado a sus 42 años, la experiencia es traumática y compara su situación a la de la emigración española de los años 60.
Aunque terminó la carrera en Berlín y continuó trabajando en hospitales de Viena y París, sólo ahora siente que "emigra por necesidad". Fuertemente arraigado a su tierra (hizo la especialidad en el hospital de Vélez Málaga y trabaja en la Axarquía desde hace más de 12 años), está viviendo su marcha con congoja. Fue su mujer, María Luján, la que definitivamente le empujó a dar el paso. "Yo lo veía cada vez más abatido; no dormía por las noches y no se sentía realizado con un contrato mixto que le hacía sentir médico de segunda", dice.
Por una situación similar pasó Rosario Valla que abandonó su puesto en el distrito sanitario Costa del Sol hace seis años para trasladarse a Murcia. En Málaga tenía un sueldo de 1.800 euros al mes y hoy por hoy está ganando 3.000. Las cuentas le salen, pero además Rosario ha encontrado mejor calidad de vida. "En Málaga vivía con un contrato basura, de chacha por horas, con todo mi respeto para las personas que limpian", dice. Rosario recuerda su etapa en el centro de salud Las Lagunas de Mijas, el que más urgencias atesora de Andalucía, como un infierno . "Sin derecho a vacaciones, ni pagas extras y siempre pegada al teléfono porque te podían llamar en cualquier momento, además de tener jornadas de trabajo extenuantes; me montaba en la ambulancia a las cuatro de la tarde y no me bajaba hasta las doce de la noche". Un día decidió que no volvería y empezó a llamar a todos los consulados para marcharse al extranjero pero no había pasado una semana cuando le ofrecieron una interinidad en Murcia.
No todos han pasado por una experiencia traumática. A Nuria Vera no le dio tiempo. Eligió hacer la especialidad en Portugal y ya lleva en Lisboa más de seis años. Nuria, de 32 años y con toda su familia en Málaga, asegura rotunda que en Portugal gana tres veces más, está mejor valorada profesionalmente y ha conseguido una formación superior. Casi nada. "En España tú entras en la especialidad, pasas por diferentes sitios y ya eres especialista; aquí, además de eso, tienes un examen anual y, al final, otro de tres pruebas que se realiza durante varios días ante un tribunal; ni para hacer el MIR en España estudié tanto como para la especialidad aquí".
Ahora es una anestesista de prestigio en Lisboa, pero nadie le ha regalado nada. "Para ese examen final de varios días lo pasé fatal, pero después me di cuenta de lo preparada que estaba". Nuria se fue a Lisboa cuando apenas llevaba dos semanas de clases de portugués. Cuenta que el primer día tuvo que entrar en un quirófano donde todo el mundo hablaba en portugués y con las mascarillas, recuerda. A veces se plantea volver pero de momento, dice, no le compensa.
En otra situación se encuentran los médicos que hoy por hoy están empezando. Con una ilusión desbordante, aprovechan la especialidad de cuatro años para absorber conocimientos de todos lados. Es lo que piensa Antonio Salto, de 30 años. "Yo elegí el Hospital Clínico de Madrid porque pensé que al ser una ciudad más grande por fuerza iba a aprender más al haber más casos de todo, también tuve en cuenta que en Madrid hay más especialistas haciendo guardias y para nosotros es importante". Lo mismo opina Manuel González, que está a punto de empezar su especialidad en Madrid, junto a su novia que hará neurocirugía. "Nos recomendaron que fuéramos a algún sitio donde hubiera guardias de especialistas, que en Málaga apenas hay, porque íbamos a aprender más". Aunque motivados por la formación, ambos reconocen que ganan más en Madrid que sus compañeros de Málaga.

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