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28 enero 2007

Primera Gerente del Comarcal y Última cabeza de lista del PSOE para el Ayuntamiento de Marbella y Política Presa: DiarioSur cuenta su vida y milagros.

Fue gerente del Hospital de Antequera. Se acercó personal y políticamente al entonces alcalde de esa localidad, Paulino Plata. Ironías de la vida, ahora Plata aterriza en Marbella como alcaldable socialista. Después ocupó la gerencia del Hospital Costa del Sol de Marbella. Una carrera prometedora que se vio en parte truncada, ya que la Junta de Andalucía le abrió un expediente tras detectar que cobraba del centro hospitalario a la vez que se dedicaba en exclusiva al Ayuntamiento de Marbella.
Hemeroteca Diario Sur:
Pasó de un plumazo de acusadora a acusada. Isabel García Marcos, la que fuera incansable líder de la oposición durante los duros años del gilismo, acudía en septiembre del 2005 a los juzgados como imputada por un presunto delito de prevaricación; un papel que hasta ese momento le había sido ajeno. Siempre había estado al otro lado. Atrás dejaba una larga estela de denuncias que interpuso cuando ejercía la portavocía del PSOE, en la oposición, contra los equipos de gobiernos gilistas por presuntos delitos urbanísticos, a los que ahora también se enfrenta. García Marcos, considerada el 'azote del GIL', decidió en agosto de 2003 dar un giro inesperado a su carrera política. Se alió con ex gilistas y con concejales del PA, con quienes suscribió una moción de censura contra el entonces alcalde Julián Muñoz. Después de tantos años soportando las penurias de la oposición no estaba dispuesta a renunciar a su cuota de poder en el gobierno municipal, convencida, según confiaba, de que desde dentro podría solventar el caos urbanístico y la inseguridad jurídica existentes en la ciudad, herencia de la era GIL. De hecho, esta salmantina de trato amable, muy lejano de la imagen que solía proyectar, llegó a convertirse en la presente legislatura en la 'mujer fuerte' del equipo de gobierno presidido por Marisol Yagüe, su principal, aliada. La operación contra la corrupción en el Ayuntamiento vinculado al urbanismo, desarrollada en 2006, la pilló fuera de Marbella, en plena luna de miel. Se había casado el pasado día 18 en segundas nupcias. La discreta e íntima ceremonia civil, celebrada en el Hotel Los Monteros, fue oficiada por la alcaldesa, quien confesó que tras tantos años en trincheras enfrentadas había encontrado a una amiga.
Nacida en Salamanca, donde se licenció en Medicina, García Marcos se autodefine como «trabajadora, constante y honrada». Los dos primeros calificativos lo corroboran de forma unánime todos los que han trabajado codo con codo con ella. Quienes la conocen destacan también su inteligencia y la fina ironía con la que suele expresarse. Desembarcó en Málaga en 1979 para cursar un máster en dirección de hospitales y en dirección y administración de empresas. Aprobó las oposiciones de médicos inspectores del Servicio Andaluz de Salud (SAS). Fue gerente del Hospital de Antequera. Era la época en la que el PSOE se desangraba en la dura lucha interna entre renovadores y guerristas. Su alineamiento con estos últimos, que finalmente fueron derrotados, la acercaron personal y políticamente al entonces alcalde de esa localidad, Paulino Plata. Ironías de la vida, ahora Plata aterriza en Marbella como alcaldable socialista. Después ocupó la gerencia del Hospital Costa del Sol de Marbella. Una carrera prometedora que se vio en parte truncada, ya que la Junta de Andalucía le abrió un expediente tras detectar que cobraba del centro hospitalario a la vez que se dedicaba en exclusiva al Ayuntamiento de Marbella. La que fuera la mayor adversaria política de Gil y Gil en la localidad siempre ha confesado que la invitaron a dar el salto en política. En 1991, recibió una llamada de los socialistas. Pretendían cambiar la imagen del partido y poner al frente del mismo a alguien con un perfil de gestor que alejara viejos fantasmas. Ella daba la talla y no se amilanó lo más mínimo al recibir este ofrecimiento, pese a que ya se sabía que había encuestas que daban a Gil como ganador con mayoría absoluta. Es más, no tuvo reparos a la hora de admitir que el partido recurrió entonces a ella por su amplia trayectoria para remontar empresas en crisis. El candidato propuesto era el ex alcalde José Luis Rodríguez, pero éste renunció.
Fue entonces cuando García Marcos aceptó ser cabeza de la lista socialista a los comicios municipales del año 91, consciente de que le quedaba por hacer un trabajo a largo plazo y que se convertiría en el blanco de las críticas del GIL. De hecho, se sintió la única predicadora en medio de un desierto durante sus primeros 12 años en la oposición. La voraz política urbanística desarrollada por los gobiernos gilistas hacía estragos. Ella intentó ponerle coto. Recurrió a la Justicia. Buena prueba de ello es el rosario de denuncias que interpuso como portavoz y concejala del PSOE. Algunas de ellas siguen pendientes de que se resuelvan y otras propiciaron la inhabilitación del desaparecido Jesús Gil y, posteriormente, la del ex alcalde Julián Muñoz. Incluso varios de sus actuales compañeros en el equipo de gobierno podrían ir a la cárcel por denuncias interpuestas en su día por ella. Pero su proyecto político no caló nunca entre la ciudadanía. Se presentó en cuatro ocasiones consecutivas como candidata a la Alcaldía por el PSOE, pero sin el éxito esperado. En la última cita con las urnas, en mayo de 2003, los resultados la llevaron incluso a meditar su dimisión tras la pérdida de votos. Tiempo atrás, en junio de 1998, protagonizó una pugna interna con Francisco Zori, entonces secretario local del PSOE en Marbella, en el primer proceso de elecciones primarias de la historia del partido. Ambos aspirantes a ser candidatos socialistas en las elecciones municipales de ese mismo año se definían como la alternativa a Jesús Gil, que había revalidado su mayoría absoluta. La campaña electoral no estuvo exenta de polémica. Terminó con un cruce de acusaciones y, pese a que Zori ganó por un estrecho margen la candidatura a la entonces portavoz municipal, renunció después 'invitado' por el partido. En 1999, García Marcos consiguió el escaño de diputada provincial de Personal, del que fue destituida en noviembre de 2000 junto a su director de área. La explicación oficial dada por Juan Fraile, presidente de la citada institución, fue que era necesario liberarla para que pudiera dedicar más tiempo a su labor en la oposición en el Consistorio marbellí. Durante los largos años como concejala de la oposición sufrió agresivos ataques verbales del entonces regidor marbellí. Con los modos bruscos que lo caracterizaban, Gil no ahorró insultos, groserías o amenazas para intentar amilanarla. García Marcos no arrojó nunca la toalla. En 2003, decidió concurrir de nuevo como cabeza de lista por el PSOE, pese a los dos varapalos sufridos hasta ese momento en las urnas. Bajo el brazo llevaba el Plan de Innovación, un ambicioso proyecto donde se diseñaba la Marbella del futuro. La propuesta tampoco encandiló al electorado.
Tras encarar su cuarta derrota electoral, García Marcos decidió dar el vuelco político que no había conseguido en las urnas. Si no puedes vencerlos, únete a ellos. Seducida por las luces del poder, accedió a tomar parte activa en la maniobra pergeñada por Juan Antonio Roca para quitarse de encima a Julián Muñoz y seguir controlando el urbanismo. Su paso al lado oscuro del Consistorio, con Roca esta vez como aliado, le costó su expulsión de las filas socialistas. Pero salió bien recompensada en el reparto de delegaciones municipales. Asumió el peso de la primera tenencia de alcaldía y la Concejalía de Infraestructuras, Puertos y Proyectos Estratégicos.En octubre pasado, la salida de sus ex socios del PA, a los que se les acusaba de presuntas irregularidades en la gestión de sus áreas municipales, le sirvió a García Marcos para reforzar su peso en el equipo de gobierno marbellí. Asumió la Tenencia de Alcaldía de Puerto Banús, que hasta ese momento estaba en manos del concejal del PA Carlos Fernández. Fue el momento de máxima gloria, después ha venido la cárcel y el descrédito más absoluto.

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